La vida cambia
Marzo de 2020: la vida cambia y nuestro día a día se instaura en las cuatro paredes de nuestra casa.
Sensaciones, extrañas. Podríamos etiquetar, así, nuestra vida durante el periodo de confinamiento. Extrañas, debido a que nos quedamos sin pretextos para continuar procrastinando todo aquello que, en determinado momento, formó parte de nuestro quiero y no puedo; extrañas, porque lo que un día supuso lo más común, simple y habitual de nuestro día a día se transformaría en lo más inaudito y deseado.
Algo tan cotidiano como el incesante subir y bajar de las escaleras por parte de nuestro alumnado y del profesorado, así como las infinitas charlas improvisadas en el rellano de la escalera con aquel alumno al que habíamos echado en falta en el aula en las últimas jornadas escolares y un largo etcétera se habían convertido en un sueño lejano que tanto anhelábamos.
Idénticos somos al resto de instituciones; pero, indudablemente, diferentes al mismo tiempo. Una pandemia puede frenarnos físicamente a todos, pero a nosotros nunca podrá oprimirnos el corazón. Cuando se posee una estructura férrea, no hay ningún contratiempo que pueda destruirla. Y, así, es nuestro Centro Sopeña Las Palmas. Posee unos firmes pilares en cuanto a nuestra visión, misión y valores se refiere y nada ni nadie podrá derruirlos. Un virus queda, inevitablemente, debilitado ante la propagación del amor auténtico heredado de nuestra fundadora.
Asimismo, es evidente que, aunque la definición de familia según la Real Academia Española sea la un ‘grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas’, en el Centro Sopeña Las Palmas poseemos la firme convicción de que somos y seguiremos siendo una pequeña gran familia. Nunca existirá una distancia de tal magnitud capaz de romper los lazos de unión que con tanta dedicación fueron tejidos por la familia Sopeña.
Y no podemos finalizar sin antes recordarles que ahora, más que nunca, nuestro lema está vigente: Sopeña sueña contigo. ¡Hazlo posible!