Los nuevos lenguajes y retos de la enseñanza: El feedback de calidad.
Libres son quienes crean, no quienes copian, y libres son quienes piensan, no quienes obedecen. Enseñar, es enseñar a dudar. Esta frase de Eduardo Galeano, escritor uruguayo y gran intelectual de los siglos XX-XXI, me ayuda a presentar este artículo, porque cada vez estoy más convencida de que quienes formamos parte de la enseñanza, tenemos el regalo de dudar y enseñar a dudar.
Este curso comenzamos con el acompañamiento de Mariana Morales Lobo, consultora en el ámbito de la educación, que a través de tres sesiones formativas, nos adentró en el lenguaje del feedback y de las nuevas formas de acompañar los procesos de aprendizaje de nuestros alumnos.
El tercer trimestre, marcado por la pandemia del COVID-19 y un estricto confinamiento, nos obligaba a renunciar a la enseñanza presencial, pero nos abría una nueva puerta, la de la oportunidad de estar más atentos que nunca a nuestros alumnos y la de, a través de todas las evidencias que recogíamos al principio, ofrecer un feedback enriquecedor y efectivo.
Es la educación formativa (y no la sumativa), la altamente efectiva para el aprendizaje de los alumnos. Para que lo entendamos bien, veamos esta frase tan ilustrativa de Robert Stake, que usaba Mariana en una de nuestras formaciones: “Cuando el cocinero prueba la sopa, es evaluación formativa”, “cuando el comensal prueba la sopa, es evaluación sumativa”. La evaluación formativa, por tanto, es la que hacemos a lo largo del proceso y en la que intervienen muchos factores. No vale la cantidad, sino la cualidad, por lo que tres claras estrategias nos ayudarán a marcar nuestro plan de trabajo: la recogida de evidencias de lo que sabe el alumno, el análisis de las evidencias para ver dónde está el alumno, y la toma de decisiones del aprendizaje.
Seguiremos creciendo y aprendiendo para que la evaluación no se convierta en mera burocracia, sino en un aprendizaje dinámico, colaborativo y apasionante.
Gracias, Mariana, porque tienes razón cuando afirmas que aprendemos mucho más cuando nos equivocamos. Seamos siempre críticos, aportemos sólo ideas que ayuden a mejorar y ayudemos al alumno a confiar en sí mismo, a centrarse en su aprendizaje y a darle la satisfacción de llegar a lo aprendido porque crean, piensan y dudan.